Cada víctima de
abuso o agresión sexual tiene su propia experiencia personal y privada. La
manera de responder a la traumática
experiencia estará determinada por una multitud de factores. Sin embargo, así
como encontramos patrones comunes en los agresores sexuales, también podemos
encontrar respuestas comunes en las
víctimas de agresión sexual. Estas son las respuestas que pueden ser
experimentadas por muchas víctimas / sobrevivientes en algún momento después
del ataque.
Impotencia y pérdida de control
“Me siento muy
indefensa. ¿Alguna vez volveré a recuperar el control y sentirme segura?
Todas las formas
de agresión sexual implican una lucha de poder con la víctima. Lucha que pierde
la victima quedando absolutamente derrotada e indefensa.
Entumecimiento o adormecimiento emocional
“Me siento muy
entumecida. ¿Por qué estoy tan calmada? Por qué no puedo llorar?”
Después de una
agresión sexual, muchas víctimas experimentan períodos de entumecimiento
emocional. Esta es una respuesta de choque, y a menudo se malinterpreta por
aquellos de su alrededor. Por ejemplo, personas no cualificadas, pueden tomar
esta reacción como una prueba de que la victima está controlando la situación,
que está tranquila y relativamente ilesa o incluso que se ha inventado o
exagerado su experiencia de agresión sexual.
Sin embargo, el adormecimiento
emocional es una reacción bastante común al trauma severo. Debería ser
interpretado como la defensa de “primera línea” de la víctima contra
la abrumadora realidad de quién ha sido agredido sexualmente.
Negación
“¿Fue
realmente asalto sexual? Estoy bien. Todo irá bien.”
Después del
impacto inicial del asalto, o incluso meses después, una víctima puede negarle
a otros o a ellas mismas que han sido atacadas. Ellas tratarán de suprimir de
la memoria lo que sucedió en un intento de recuperar el anterior estado de estabilidad
en sus vidas La negación también juega un papel en la clasificación de los
tipos de agresión sexual. Por ejemplo, algunas víctimas pueden sentir que si el
agresor no la penetró no fue un asalto sexual, o alternativamente, si el
delincuente no eyaculó, entonces no fue tan malo, etc.
Debe recordarse que
todas las formas de acoso sexual y violación se experimentan y se consideran como
agresiones y pueden tener consecuencias devastadoras para la víctima.
Sueño perturbado
Los
sobrevivientes de una agresión sexual a menudo experimentan problemas para
dormir y / o pesadillas. Las pesadilla puede implicar revivir el asalto. Esto
indica que indica que tienen problemas sin resolver con respecto al asalto, A
medida que avanza la recuperación del trauma, las pesadillas o noches de
insomnio pueden volverse menos frecuentes.
Flashbacks
Los recuerdos del
asalto a menudo aparecen sin esperarlos. A veces estos flashbacks serán tan vívidos
que la víctima siente como si estuviera reviviendo la experiencia de asalto. Este
problema psicológico no es irreversible. Es una respuesta al trauma que, al
igual que las pesadillas, disminuirá a medida que los problemas se resuelven y
el proceso de curación progresa.
Culpa
“Siento que
hice algo mal para que esto sucediera. Si yo no hubiera….. “
Las víctimas de
agresión sexual pueden sentir que podrían haberlo evitado actuando de manera
diferente. Este tipo de reacciones a
menudo están fuertemente vinculados a los prejuicios “machistas” sobre las
agresiones sexuales que culpan a la
víctima en lugar de al delincuente. Todos en España recordamos la Sentencia de
la “minifalda” en la que un Juez llega a justificar una violación porque la víctima
llevaba minifalda
El comportamiento
y las reacciones de amigos, familia, policía, abogados y trabajadores sociales
pueden reforzar la propia sensación de la víctima que él / ella ‘provocó o
facilitó”. La víctima también puede sentirse culpable por haber avergonzado a
su familia y a ellos mismos al hablar de ello o informar a la policía.
Del mismo modo,
si creen que podrían haber resistido con más fuerza también pueden sentirse culpables.
Esto es así, sobre
todo para los sobrevivientes adultos del
abuso sexual infantil que tienden a verse ellos mismos como son ahora, como
adultos, en lugar de como lo fueron en el momento del abuso.
El ofensor SIEMPRE
tiene la culpa, NUNCA la víctima.
Nada de lo que
hace una víctima ‘provoca’. Igualmente, las estrategias de la víctima para
sobrevivir al asalto son estrategias para la afirmación, no para que se la
condene.
Vergüenza
“Me siento
tan sucia, como si hubiera algo malo en mi ahora” ¿Cómo voy a decir que he sido violada? Qué pensará la gente de mi?
Muchas personas
que han sido asaltadas sexualmente se siente intensamente avergonzadas. Se
pueden sentir sucias y “marcadas de por vida”.
Esta reacción
puede hacer que las víctimas eviten hablar sobre la agresión.
Hay factores de
fondo cultural que pueden intensificar tales sentimientos.
Pérdida de confianza
“Siento que
no puedo hacer nada… incluso las cosas más simples “
La experiencia de
asalto expone a la víctima a la cruda realidad de que no siempre pueden
protegerse ellos mismos sin importar cuánto lo intenten. La agresión sexual o
acoso no es solo una invasión física de la víctima, sino también intelectual,
social y emocional.
La experiencia hace que los problemas de vulnerabilidad
se traigan a un primer plano, pudiendo devastar
la confianza en uno mismo y generar suposiciones trágicas sobre el mundo y el lugar de la
víctima en el.
Cambios de humor
“¡Siento que
me estoy volviendo loco!”
Después del
asalto, las emociones de la víctima pueden oscilar de intenso dolor emocional hasta
un completo entumecimiento. Pueden sentirse deprimidas, inquietas o desinfladas,
confundidas o terriblemente enojadas. Se
pueden sentir al capricho de unas emociones sobre las que no sienten ningún
control y esto puede hacerlas sentir que psicológicamente tienen problemas o se
están volviendo locas.
Sin embargo, estos
cambios son “normales” y comprensibles respuestas al trauma A medida
que se trabaja para superar el trauma esta intensidad emocional se calmarán.
Baja autoestima
“Estoy
disgustado conmigo misma, por los recuerdos. Siento simplemente que no valgo
nada “.
Dado que la
agresión sexual quita poder, humilla y degrada a las víctimas no es sorprendente
que las víctimas a menudo experimentan baja autoestima.
Depresión
“¿Cómo voy a
continuar? Me siento tan cansada y sin esperanza.”
Muchas víctimas
de agresión sexual sufren períodos de depresión. Puede tomar la forma de
inercia, miedo, ansiedad o auto odio, entumecimiento, pérdida de apetito, perturbaciones
del sueño o incluir otro síntoma físico de estrés. A menudo asociado con la
depresión hay una sensación de falta de
sentido.
Después de una
agresión sexual la autoimagen de muchas
de las víctimas, sus derechos y las
expectativas futuras pierden su significado, dejándolas totalmente hundidas.
Miedo
“Estoy
constantemente nerviosa. Me sobresalta cualquier ruido, cualquier voz enojada, cualquier
movimiento puede sobresaltarme o producirme pánico “
Durante una
agresión sexual, muchas víctimas temen por sus vidas. A menudo, este miedo es el
resultado directo de las amenazas del agresor después del asalto.
La victima puede tener miedo de la oscuridad,
estar solo o salir a la calle. Pueden experimentar miedo o angustia por la posibilidad
de embarazo o haberse contagiado de una enfermedad grave o vivir con miedo de volver a encontrarse
nuevamente con el agresor.
Todos estos
temores son preocupaciones muy reales.
Ansiedad
“Me siento
muy tensa. Soy un manojo de nervios “
Los
sobrevivientes de una agresión sexual a menudo experimentan una ansiedad severa
que puede manifestarse con síntomas tales como dificultades para respirar, tensión
múscular, náuseas, calambres estomacales o dolores de cabeza.
Estos síntomas
pueden aliviarse gradualmente al trabajar con los problemas subyacentes al
estrés, y aprender estrategias efectivas de manejo del estrés.