Como podemos leer en “Las Caricias Extorsionadas” de Richard G. Erskine, muchos de los “ladrones de caricias” fijan una posición de vida “Yo estoy bien- tú estás mal” a nivel social. A nivel psicológico, su posición probable es “Yo estoy mal- tú estás bien”. Esto refleja una dinámica en la que intentan estar cerca de los demás pero al mismo tiempo los rechazan debido a sus propias exigencias de caricias. Esta dinámica puede provocar reacciones agresivas en los demás, ya que proyectan su propia cólera, que a menudo proviene de necesidades de caricias no satisfechas en la infancia, y el miedo a no obtenerlas nunca. Estas reacciones se interpretan como rechazo, lo que confirma las creencias de guión de que “no hay bastantes caricias para todo el mundo” o “si pido lo que deseo, no lo obtendré jamás” .
Esta posición de vida y las creencias asociadas pueden influir en la forma en que se relacionan con los demás y en cómo buscan satisfacer sus necesidades emocionales.
A primera vista, la persona de este tipo parece sociable, expansiva. En cuanto se la conoce mejor, se cansa uno pronto de ella. Parece tener un Niño Libre enorme, pero es su Niño Adaptado quien dirige la relación. Dice ella misma que conoce a un montón de gente, pero tiene pocos amigos duraderos. Da una gran impresión de “absorber” energía, pues a toda costa quiere recibir sus caricias en seguida, como si la fuente fuera a pararse de un momento a otro. La percepción que tiene de su problema es que los otros acaban por enojarse con ella, pero no le dicen jamás el por qué. A menudo ella no es consciente de su deseo de caricias y puede pasar mucho tiempo preguntándose por qué los demás la evitan.
Así pues, las “caricias extorsionadas” es un concepto que describe un comportamiento en el que una persona busca obtener atención, afecto o reconocimiento de otros de manera manipulativa, sin considerar las necesidades o deseos de la otra persona. Extorsionar una caricia es tomarla de algún otro sin dejarle elegir. Es obtener de él atención, lo quiera o no. He aquí algunas maneras de hacerlo en una conversación: intervenir a quemarropa, responder a preguntas dirigidas a otros, “hinchar” los acontecimientos o las realizaciones personales, fabricar caricias positivas contrahechas o repetir inútilmente un relato (Bruce y Erskine, 1974, pp. 18-19).
Muchos de los adeptos a este comportamiento hablan sin parar. Asimismo no se dan cuenta del interés o de la indiferencia de su auditorio; en el fondo, son unos “Astutos” de los encuentros sociales. El oyente tiene dos posibilidades: irse, es decir, ignorar al parlante, o pedirle que se calle. Otros extorsionan
caricias jugando a Salvador, hablando tan alto o tan bajo que hace falta energía para comprender o para no quedar ensordecido. Más sutil: empezar una frase por “¿Adivinas qué?”, o hacer preceder un enunciado objetivo con una exclamación del Niño: “Es el momento de comenzar la reunión”. En la inmensa mayoría de los casos, estos comportamientos se apoyan sobre un desconocimiento de la situación del otro.
Puedes identificar si estás extorsionando caricias observando ciertos comportamientos y actitudes. Según el documento “Las Caricias Extorsionadas” de Richard G. Erskine, algunas señales de extorsión de caricias incluyen:
1. Intervenir a quemarropa en conversaciones.
2. Responder a preguntas dirigidas a otros para llamar la atención.
3. Hablar constantemente de uno mismo sin mostrar interés en los demás.
4. Fabricar caricias positivas falsas o repetir inútilmente un relato para obtener atención.
5. Utilizar estrategias como hablar muy alto o muy bajo para llamar la atención.
6. Mostrar un desconocimiento de la situación del otro y no ser consciente del interés o la indiferencia de la audiencia.
Si te identificas con alguno de estos comportamientos, es posible que estés extorsionando caricias. Reconocer estas señales es el primer paso para abordar este comportamiento de manera efectiva ,[object Object],.
El comportamiento de extorsionar caricias puede tener consecuencias negativas en tus relaciones interpersonales. Según el documento “Las Caricias Extorsionadas” de Richard G. Erskine, algunas de estas consecuencias incluyen:
1. Ser rechazado por los demás debido a la falta de interés en ellos.
2. Tener pocos amigos duraderos.
3. Experimentar conflictos menores continuos en el trabajo o con conocidos.
4. Tener dificultades para atraer y mantener relaciones románticas.
5. Sentir que los demás se aburren contigo y no te lo dicen.
6. No ser consciente de tu deseo de caricias y preguntarte por qué los demás te evitan.
Estas consecuencias pueden afectar tu bienestar emocional y social. Por lo tanto, es importante abordar este comportamiento para mejorar tus relaciones interpersonales y satisfacer tus necesidades de caricias de manera saludable.
Para satisfacer tus necesidades de caricias de manera saludable, Erskine sugiere algunas técnicas que puedes utilizar:
1. Identifica tus deseos de caricias y explícalos a los demás de manera clara y directa.
2. Confronta tus comportamientos de extorsión de caricias y toma consciencia de sus efectos sobre los demás.
3. Realiza contratos específicos de cambio conductual para mejorar tus interacciones sociales.
4. Desliga el sentimiento de ser rechazado y abandona las creencias de guión por un proceso de redecisión.
5. Aprende a pedir caricias de manera saludable y a satisfacer tus necesidades emocionales de manera efectiva.
6. Busca un entorno protector donde puedas explorar tus necesidades de caricias y recibir apoyo emocional.
Estas técnicas pueden ayudarte a satisfacer tus necesidades de caricias de manera saludable y mejorar tus relaciones interpersonales.
Reconocer estas dinámicas es crucial para abordar el comportamiento de extorsionar caricias y trabajar hacia relaciones interpersonales más saludables.
El complementario en este escenario puede asumir el papel de un “Tipo Bravo” o una “Querida”, como se mencionó en la descripción del ejemplo anterior. Aquí hay una explicación de cómo podría actuar el complementario:
“Tipo Bravo”: Este complementario actúa como un salvador o protector. Puede sentir la necesidad de ofrecer constantemente caricias y validar al individuo que extorsiona caricias. El “Tipo Bravo” se siente cómodo asumiendo el papel de proveedor de atención y afecto, a menudo sacrificando sus propias necesidades para satisfacer las del extorsionador.
“Querida”: Este complementario busca constantemente acariciar y tranquilizar al individuo que extorsiona caricias. La “Querida” puede expresar preocupación, simpatía y afecto de manera exagerada para asegurarse de que el extorsionador sienta que sus necesidades emocionales están siendo atendidas.
Dinámica de la Relación:
El “Tipo Bravo” y la “Querida” pueden complementar la dinámica al proporcionar caricias que el extorsionador busca constantemente.
Aunque inicialmente la relación puede parecer equilibrada, con el tiempo, el complementario puede sentirse agotado y resentido por la carga emocional constante que implica satisfacer las necesidades manipulativas del extorsionador.
Creencias del Complementario: El complementario puede tener creencias fundamentales como “Soy útil cuando cuido de los demás” o “Debo asegurarme de que los demás estén felices”.
La creencia de apoyo puede ser “La única forma de mantener la paz es satisfacer las necesidades emocionales del extorsionador”.
El complementario puede sentirse atrapado en un papel de cuidador constante, experimentando agotamiento emocional y físico.
A largo plazo, el complementario puede resentirse por no recibir el mismo nivel de atención y validación emocional en la relación.
Desentrañar y descontaminar esta dinámica requiere que tanto el extorsionador como el complementario examinen y desafíen sus creencias y patrones de comportamiento. Esto puede ayudar a establecer límites saludables y fomentar relaciones más equitativas y auténticas.
Cuando acaba la interacción, el guión de uno y de otro se han reforzado.
Romper la complementaridad con un individuo que adopta el comportamiento de extorsionar caricias implica tomar medidas conscientes para cambiar la dinámica de la relación y establecer límites saludables. Aquí hay algunos pasos que podrías considerar:
Autoconciencia: Reconoce y reflexiona sobre la dinámica de complementariedad en la relación. Identifica cómo tu comportamiento complementario está contribuyendo al ciclo de extorsión de caricias.
Cuestiona Creencias Limitantes: Examina tus propias creencias y patrones de comportamiento que podrían estar contribuyendo a la complementariedad. Cuestiona creencias como “debo satisfacer siempre las necesidades de los demás” o “mi valía depende de cuidar a los demás”.
Establece Límites Claros: Define límites claros y saludables en la relación. Comunica de manera directa tus necesidades y expectativas, estableciendo límites sobre cuánto estás dispuesto a proporcionar apoyo emocional sin recibir reciprocidad.
Comunicación Abierta: Habla abierta y honestamente con el individuo que extorsiona caricias. Expresa cómo te sientes en la relación y comunica tus límites de manera clara y respetuosa.
Fomenta la Responsabilidad Personal: Anima al individuo a tomar responsabilidad por sus propias necesidades emocionales y a buscar fuentes de apoyo que no dependan exclusivamente de ti. Ayúdales a comprender que la responsabilidad emocional es compartida en una relación sana.
Enfócate en el Autocuidado: Prioriza tu bienestar emocional y mental. Aprende a decir “no” cuando sea necesario y asegúrate de tener espacios y momentos para tu autocuidado y recarga emocional.
Busca Apoyo Externo: Si es necesario, busca el apoyo de amigos, familiares o profesionales para discutir la situación. A veces, obtener perspectivas externas puede ser valioso para romper patrones de complementariedad.
Fomenta Relaciones Saludables: Cultiva relaciones con personas que valoren y respeten tus límites. Busca relaciones más equitativas y recíprocas donde las caricias emocionales fluyan en ambas direcciones.
Establece Consecuencias Claras: Si a pesar de tus esfuerzos la dinámica no cambia, establece consecuencias claras para mantener tus límites. Puede ser necesario distanciarte temporal o permanentemente si la relación sigue siendo tóxica.
Busca Ayuda Profesional si es Necesario: Si la situación persiste y es difícil de manejar por ti mismo, considera buscar la ayuda de un profesional, como un terapeuta o consejero, para obtener orientación y apoyo adicional.
Romper la complementariedad con un extorsionador de caricias puede ser un proceso complejo, pero es esencial para cultivar relaciones más saludables y equitativas. Establecer límites claros y centrarse en el autocuidado son pasos clave para lograr este cambio.
Cuando se sospecha que se está extorsionando caricias en una relación interpersonal, es importante abordar esta inquietud con sensibilidad y empatía. Algunas sugerencias para hablar con la persona involucrada podrían incluir:
Crear un espacio seguro: Busca un momento tranquilo y propicio para entablar la conversación, donde ambos se sientan cómodos y puedan expresar sus sentimientos de manera abierta y respetuosa.
Expresar tus inquietudes: Comparte tus observaciones y sentimientos de manera asertiva, evitando el lenguaje acusatorio. Por ejemplo, podrías decir “He notado que a veces reaccionas de manera negativa cuando no recibes la atención que esperas, y me preocupa cómo esto afecta nuestra relación”.
Escuchar activamente: Permítele a la otra persona expresar sus pensamientos y sentimientos sin interrumpir. Procura comprender su perspectiva y las razones detrás de su comportamiento.
Buscar soluciones juntos: Una vez que ambas partes hayan expresado sus puntos de vista, trabajen juntos para identificar formas de promover una dinámica relacional más equitativa y satisfactoria.
Para establecer límites claros en una relación interpersonal en la que se sospecha que se está extorsionando caricias, es fundamental abordar esta situación con sensibilidad y comunicación abierta. Algunas estrategias para establecer límites incluyen:
Comunicación asertiva: Expresar de manera clara y respetuosa tus necesidades emocionales y los comportamientos que te generan malestar, evitando la confrontación o la culpabilización.
Definir límites personales: Identificar y comunicar los límites personales en la relación, estableciendo qué comportamientos son aceptables y cuáles no, en términos de expresión de afecto y respeto mutuo.
Buscar equilibrio emocional: Fomentar una dinámica relacional más equitativa, donde ambas partes se sientan escuchadas y respetadas en sus necesidades emocionales.
Buscar apoyo profesional: En situaciones donde sientas dificultad para establecer límites o manejar la dinámica relacional, considera la posibilidad de buscar el apoyo de un terapeuta o consejero para desarrollar estrategias específicas.
Al emplear estas estrategias, podrás trabajar hacia una mayor conciencia emocional y promover relaciones interpersonales más equitativas y satisfactorias.