Cuando tratamos de cumplir con las expectativas de los demás.
Cuando impedimos expresar lo que a nuestro niño le gusta, mientras que damos respuestas de adultos.
Cuando tenemos miedo a ser “descubierto” por lo que realmente sentimos.
Cuando sentimos la inseguridad en el medio del caos, la confusión o el vacío de sentimientos reprimidos.
Cuando tenemos un sentido de la obligación de siempre “hacerlo bien” y “ser bueno”.
Cuando no tenemos experiencia de ser amados por “quién eres” en lugar de por “lo que haces o tienes.”
Cuando no se tiene un modelo a seguir de cómo “disfrutar” de la vida y de tener “diversión”.
Cuando creemos que siempre tenemos que tomar la vida en “serio”.
Cuando no tenemos estímulos para ampliar nuestro campo de visión acerca de las “potencialidades” de la vida.
Cuando estamos sometidos al estrés de permanecer vigilante en el aquí y ahora “para mantener el control y las paredes no se vengan abajo”
Cuando no nos damos o tomamos la libertad de jugar y de actuar como un niño. “
Cuando no nos damos modelos de cómo disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
Cuando seguimos un impulso compulsivo para cumplir con nuestro papel en nuestra familia.
Cuando no reconocemos que podemos tomar decisiones en nuestras vidas para hacer lo que quiera que sea.
Cuando seguimos, incluso ahora, nuestro papel compulsivo (s) en lugar de elegir los cambios y estar libre de las restricciones que esta compulsión nos crea.
Cuando silenciamos a nuestro “niño interior” y su protección, escondiéndolo detrás una máscara.
Cuando sentimos que no es seguro crecer, aceptar el amor o compartir sentimientos.
Cuando no aprendemos a pasar algún tiempo cada día en el placer y el juego.