Sentimientos acumulados
Si eres mayor de 50 años quizás recuerdes en tu infancia los cupones de la cadena de tiendas Spar que se hicieron populares en los 70. Se trataba de completar una cartilla en la que se iban colocando unos cupones que se recogían en la tienda en función de lo que se compraba. Los cupones se iban pegando en la cartilla y cuando se completaban se podían canjear por regalos, mayoritariamente cacerolas, ollas, platos, vasos y demás artículos de hogar.
Este sistema es parecido al que Berne describió que hacemos con los sentimientos no expresados, vamos coleccionándolos hasta que completamos una “cartilla” y canjeamos nuestro premio. Las personas podemos ir guardando emociones sin expresar. Podemos mantener el recuerdo de eventos negativos y vamos acumulando uno tras otro como si fueran sellos. Cuando se han recolectado suficientes “sellos”, podemos “justificar” un enojo o cualquier arrebato emocional, incluso si la situación actual en realidad no lo justificaría. Algunas personas recogen sellos por solo un día, otros los guardan durante años antes de cobrarlos como parte de un juego a largo plazo.
Seguro que lo has experimentado, imagínate que tu pareja no hace las tareas de casa. Pasa un día y otro y no dices nada para tener paz, sin embargo un día que ves que está lavando un vaso mal, sientes que tienes todo el derecho a decirle lo poco que se ocupa de hacer las cosas de casa y de hacerlas bien, le sacas toda la lista de cosas que no ha hecho o que tú tienes que hacer porque él no las hace. Estás cobrando el “premio” emocional porque tienes la “cartilla llena”.
Si ya eres consciente de que lo haces y quieres evitarlo recuerda que lo mejor que puedes hacer con una colección de malos sentimientos es dejarlos ir. Haz lo que tengas que hacer para equilibrar la balanza que sientes desequilibrada, pero sin volver al pasado. Empieza en el aquí y ahora.
Si te gusta coleccionar puedes hacer una colección de sentimientos buenos, cupones dorados. Antonio Damasio dice que un sentimiento negativo se puede contrarrestar con otro sentimiento positivo lo suficientemente potente, será muy recomendable que colecciones este tipo de cupones, los premios son magníficos. Veremos después un ejemplo de cómo conseguirlos.
Sentimientos parásitos o rebusques
Berne en un artículo habló sobre “sentimiento-parásito” (Racket) pero no desarrollo a fondo el tema. Posteriormente otros autores lo han hecho aportando diferentes matices o significados:
a) sentimientos utilizados para manipular o explotar a los otros (Berne)
b) sentimientos que constituyen el beneficio de los juegos y la razón por la que la persona se engancha en ellos (Berne)
c) sentimientos sustitutivos que toman el lugar de un sentimiento reprimido o prohibido (Fanita English)
d) sentimientos sin relación con el contexto del aquí y del ahora (Goulding)
e) algunas transacciones o secuencias comportamentales, llamadas también “parasitaje” (Ernst, F.H)
f) la posición existencial de base (Steiner)
g) un plan oculto para explotar a los demás en vista a sentir unos sentimientos desagradables (Holloway, W.H)
Un sentimiento sustitutivo es generalmente inapropiado y manipulador, aunque la persona que lo siente lo siente de verdad y no puede ver la estorsión.
Imagínate que tu novio se enfada en respuesta a tus lágrimas, en vez de empatizar o preocuparse por tu tristeza. La emoción no es la adecuada en ese momento, aunque él la sienta real.
Laura tiene mucho miedo de que Luis la abandone. Ella se lo expresa y él le responde con ira. Para Laura ahora la ira de Luis es doblemente más difícil de aceptar. En primer lugar, no le sirve para mitigar su miedo, y en segundo lugar si estaba asustada ahora su miedo se ha disparado. Luis se enfada cada vez más a medida que el miedo de Laura crece. Los finales de la escena puede ser varios, pero seguro que en todos los casos serán desagradables o improductivos.
Es muy difícil saber diferenciar el sentimiento sustitutivo del real. Ahora bien, nuestra razón nos puede decir si la emoción es la adecuada al estimulo o, en cualquier caso, podemos saber si dicha emoción negativa nos ayuda a mejorar la situación o no, si no nos ayuda a construir una mejor relación, entonces como dice Antonio Damasio la mejor manera de contrarrestar una emoción negativa concreta real o sustituta es saber como contraponerle una emoción positiva muy fuerte.
Las personas siempre podemos elegir, siempre tenemos opción. De hecho, desde el exterior de cualquier situación si somos capaces de verla sin involucrarnos, vemos que la persona puede vivirlo de una u otra forma.
Te propongo este buen ejercicio que llamaremos “te cambio un cupón de ira por uno de compasión”:
Espero que a estas alturas ya sepas que tú eres el único responsable de tus emociones. Una de las emociones que más nos cuesta aceptar que nos pertenece es la ira. Queremos arrojarla rápidamente a otro, persona u objeto.
La ira es la emoción que más ligamos a algo externo, pero su origen sólo está en nuestro interior. De modo que primero hemos de responsabilizarnos de esa emoción y saber qué significa.
La ira se siente cuando sentimos una barrera o injusticia que tenemos que derribar o luchar contra ella. Siempre se ha dicho que hay que expresar la ira, pero los últimos estudios en neurociencia dicen que expresarla solo hará que la entrenemos y reforcemos en nuestro cerebro (patrones neuronales) pero no la solucionará.
La ira contiene una gran cantidad de energía que de una forma u otra tenemos que liberar. Entonces, ¿qué hacemos? Utilizarla a nuestro favor.
La ira surge cuando realmente nos sentimos vulnerables ante un ataque. Aceptar la emoción sin juzgarla es el primer paso. Retirarme en soledad para evitar daños, el segundo. A partir de ahí, reconocer que si he sentido o siento rabia significa que el mundo o la vida o los demás no están siendo como a mí me gustaría. Reconozco mi frustración sin juzgarme. Esta aceptación de mi emoción me proporcionará calma. Una vez que siento que mi cuerpo y mi mente se sosiegan puedo empezar a reflexionar:
- ¿Qué me estoy diciendo a mi mismo desde el Padre Crítico o el Niño Rebelde que me hace sentir esta rabia?
- ¿Qué estoy exigiendo?
- ¿Son realistas o irrealistas estas exigencias?
- ¿Pueden las personas y el mundo actuar con su libre albedrío o han de hacer lo que mi Niño desea?
- ¿Puedo mostrar mi compasión por mi Niño Interno que está sufriendo?
- ¿Puedo mostrarle mi amor y mi apoyo?
- ¿Qué emoción siento ahora?
Normalmente al acabar el ejercicio yo suelo sentir capacidad de aceptación y paz.
Si este ejercicio lo haces con la suficiente regularidad, la emoción de la ira tendrá muy poca energía y estarás fortaleciendo tu capacidad de elegir y la autocompasión.