Se analizan también algunos instrumentos que posibilitan al educador una mejor relación consigo mismo y con los demás, proponiendo el modelo del Análisis Transaccional como estrategia para el cambio en la relación educativa.
Dentro de cada clase hay un constante proceso dinámico de transacciones en desarrollo. Si tomamos como punto de partida el estilo más tradicional de la relación entre el profesor y el estudiante, vemos que las transacciones se producen como un estímulo dirigido a desde los Padres a los Niños, esperando la reacción infantil complementaria.
Esto podría ser válido para los estudiantes de primaria y no tanto para los de secundaria. Como todos los profesores saben, los estudiantes de nivel secundaria están comenzando a restablecer sus límites como personas y se están convirtiendo cada vez más independiente. Como resultado, cada vez es más probable que a medida que los niños crecen, el estímulo de Padre a Niño del profesor, se vea cruzado por la respuesta Adulto-Adulto del joven, lo cual implica una ruptura de la comunicación.
El ejemplo claro lo tenemos cuando un profesor da una orden al grupo desde su estado Padre esperando obediencia:
“Vamos a centrarnos en las conclusiones del texto expuesto”
Un alumno puede responder:
No he acabado de tomar las notas. Espere un momento a que acabe.
Esta respuesta dicha por parte de un compañero del claustro sería de Adulto-Adulto, pero como el profesor emitió una orden desde el Padre esperando la sumisión del Niño, la respuesta del adulto la siente fuera de lugar y así puede dar lugar a la escalada de una conversación negativa.
La comunicación, las emociones en el aula y el alimento de la autoestima de alumnos y profesores es la base de un buen aprendizaje.