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UNA HERRAMIENTA PARA ANALIZAR LOS ESQUEMAS DE CARICIAS: TABLA DE SNYDER

Analizar los esquemas de caricias puede estribar en el aquí y el ahora, o en la época en que los clientes tomaron sus primeras decisiones. La herramienta que presentamos aquí permite a los clientes identificar sus esquemas de caricias en sus relaciones familiares, con amigos y colegas. Utilizada a intervalos regulares, constituye un documento visual sobre el crecimiento de la persona.

La tabla que ofrezco ilustra los tipos de caricias que las personas desean, obtienen y dan. Permite analizar sus esquemas de caricias en relaciones importantes para ellos aquí y ahora. Puede también proporcionar la base de un trabajo de redecisión sobre viejos esquemas.

Según Steiner, “la mayor parte de los hombres viven en estado de carencia de caricias. Sobreviven a pesar de un régimen de caricias defectuosas. La carencia puede ser benigna o severa” (STEINER, 1971: 9-15). De hecho, muchos clientes no son conscientes de la carencia.

Las decisiones primerizas sobre caricias están asociadas fundamentalmente a los “rackets” (ENGLISH, 1972) y a la formación de juegos. Como dijo Berne (BERNE, 1964), es mejor lograr caricias negativas que ninguna caricia. Cambiar las decisiones primerizas disminuye la necesidad de dedicarse a “rackets” y a juegos.

Según Steiner (1971): “la mayor parte de los
hombres viven en estado de carencia de caricias.
Sobreviven a pesar de un régimen de caricias
defectuosas. La carencia puede ser benigna
o severa” (pp. 9-15). De hecho, muchos
clientes no son conscientes de la carencia.

Las decisiones primerizas sobre caricias
están asociadas fundamentalmente a los
“rackets” (English, 1972) y a la formación
de juegos. Como dijo Berne (1964), es mejor
lograr caricias negativas que ninguna
caricia. Cambiar las decisiones primerizas
disminuye la necesidad de dedicarse a
“rackets” y a juegos.

PROCEDIMIENTO

Utilizo la tabla de análisis de esquemas
de caricias para facilitar el trabajo de redecisión
cuando el cliente menciona principalmente
caricias negativas o rechazos, o
cuando no llega a cambiar su economía de
caricias (Steiner, 971).
Le invito a escribir los nombres de sus
padres, hermanos y hermanas, y de otras
figuras importantes para él cuando era
niño. A continuación, para describir las caricias
que deseaba, daba y recibía en esa
época, le propongo el código: + I = positivas
incondicionales; + C = positivas condicionales;
– I = negativas incondicionales; –
C = negativas condicionales; R = rechazos.
Si no llega a recordar estos elementos, le
pido que se los invente. Cuando el cliente
actualiza las decisiones primerizas y ha tomado
redecisiones, se compromete a un
nuevo contrato de cambio.
Con clientes nuevos me sirvo de esta tabla
para que se vuelvan más conscientes
de sus esquemas de caricias aquí y ahora.
Les pido que escriban los nombres de personas
importantes para ellos en su familia,
su trabajo y sus amistades actuales. Les
transmito el código descrito para las caricias
y los rechazos.
Después de cumplimentar el formulario,
llamo su atención sobre el tipo de caricias
que desean: “¿Son estás las que tu recibes?”
“¿Hay relación entre las que deseas
y las que das?”. En este momento, escribo
en la tabla los cinco mandatos de Steiner
(1971) a propósito de las caricias: “No pidas
caricias”; “No des caricias”; “No rehú-
ses caricias”; “No aceptes caricias”; “No te
alabes”. A menudo, los clientes reconocen
espontáneamente el mandato que preside
su vida. En este momento, concluimos
contratos para cambiar su economía de
caricias.

UN CASO CLÍNICO

Dorotea tiene treinta y seis años y tres
hijos. Trabaja a tiempo parcial como consejera
por teléfono en un centro de ayuda a
personas en crisis. Hace cinco semanas
que participa en el grupo cuando cumplimenta
la tabla.
Su esquema de caricias es característico
de las mujeres cuyo guión es del tipo “La
madre con delantal” (Wyckoff, 1971): distribuye
caricias positivas, condicionales e incondicionales
a su familia, amigos próximos
y a sus colegas. En el trabajo recibe
caricias positivas condicionales por lo que
hace y por el cuidado que da a los otros.
En su casa, su familia le da principalmente
caricias negativas condicionales o rechazos.
Es normal que una madre trabaje y se
ocupe de los demás. Por consiguiente, no
pide ni recibe caricias positivas, pero recibe
o se fabrica (Erskine y Bruce, 1974, pp. 18-
19) caricias negativas si no responde a exigencias
reales o imaginarias.
Terapeuta: “¿Qué sientes cuando constatas
que no recibes más que caricias negativas
condicionales de tu marido?”.
Dorotea: “¡Es horrible! Continuamente le
apoyo y le doy caricias positivas sin recibir
nada a cambio”.
Terapeuta: “Según tu tabla, tú deseas
recibir el tipo de caricias que das”.
Dorotea: “Es justo” (repasa el esquema).
Terapeuta: “¿Hay algo nuevo para ti?”.
Dorotea: “Sí, jamás me di cuenta de que
pasara esto”.
Terapeuta: “¿Desde cuando actúas así?”.
Dorotea: “Desde siempre. Mi madre hacía
lo que papá quería. Ella iba donde él quería y
no tenía otros amigos que los suyos”.
Terapeuta: “¿Ocurre lo mismo contigo?”.
Dorotea: “¡Diablos, sí!” (tanto su cara
como su voz manifiestan cólera).
En su ejercicio con sillas múltiples, Dorotea
ha liberado una cólera reprimida durante
largo tiempo. Después de esto, concluye
contratos específicos de cambios comportamentales
para pedir caricias positivas,
obtener reconocimiento por sus sentimientos,
y para no ser más la Salvadora de su
marido o de su familia.

CONCLUSIÓN

Las personas dan el tipo de caricias que
desean recibir pero frecuentemente ven
frustrado este deseo. Creo que son imposibles
cambios duraderos e importantes en
tanto en cuanto el cliente no sea consciente
de sus esquemas de caricias.

REFERENCIAS
Berne, E. (1964). Games People Play.
Nueva York: Grove Press. Traducción
española: (2007). Juegos en que participamos.
Barcelona: RBA.
English, F. (1972). “Rackets and Real Feelings”,
Part II. T.A.J., II, 1. Traducción
española: (2007).
“Rackets y sentimientos
reales. Parte II”. En M. G. Friedlander,
Artículos seleccionados de Análisis
Transaccional (1971-1980), pp.107-110.
Madrid: Editorial CCS.
Erskine, R. & Bruce, T. (1974). “Counterfeit
Strokes”. T.A.J., IV, 2, 18-19.
Steiner, C. (1971). “The Stroke Economy”.
T.A.J., I, 3, 9-15. Traducción española:
(2007). “La economía de caricias”.
En M. G. Friedlander, Artículos seleccionados
de Análisis Transaccional
(1971-1980), pp. 77-83. Madrid: Editorial
CCS.
Wyckoff, H. (1971). “The Stroke Economy
in Women`s Scripts”. T.A.J., I, 3.

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, Año 2007



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