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Análisis Transaccional y biología: sistema neuroinmune y creencias

Análisis Transaccional y biología

Sistema neuroinmune y creencias

El concepto de creencia en el Análisis Transaccional (AT) y la idea presentada por Arturo Goicoechea sobre la interacción del sistema neuroinmune con el entorno pueden relacionarse en el sentido de que ambas perspectivas reconocen la influencia de las experiencias pasadas y la información presente en la forma en que percibimos y respondemos al mundo que nos rodea.

Análisis Transaccional y biología: sistema neuroinmune y creencias

En el AT, las creencias se forman a partir de nuestras experiencias de vida temprana, especialmente en las interacciones con figuras de autoridad como padres y cuidadores. Estas creencias, tanto positivas como negativas, pueden influir en nuestra percepción de nosotros mismos, de los demás y del mundo en general, y afectan nuestras emociones y comportamientos.

Por otro lado, Goicoechea señala que el sistema neuroinmune atribuye un valor, positivo o negativo, a la interacción del organismo con el entorno. Esto implica que nuestras experiencias pasadas y la información presente son evaluadas por nuestro sistema neuroinmune, lo que puede influir en nuestras respuestas emocionales y fisiológicas a situaciones similares en el futuro.

Además, Goicoechea menciona que este proceso está modulado por la experiencia, pero también por la información de expertos. Esto sugiere que la información que recibimos de fuentes externas, como expertos en diversos campos, puede influir en la forma en que interpretamos y respondemos a nuestro entorno.

Nuestro sistema neuroinmune es un complejo sistema que interacciona entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico. Su función principal es mantener la homeostasis y proteger al cuerpo contra agentes patógenos y otras amenazas para la salud. Estas amenazas también son vividas como patógenos durante nuestras experiencias, y nuestro sistema neuroinmune se activa para responder a estímulos del entorno, situaciones emocionales, interacciones sociales y otros factores que afectan nuestra percepción y bienestar.

El sistema neuroinmune responde a las experiencias de diversas maneras:

Respuesta emocional: Las experiencias emocionales pueden tener un impacto significativo en el sistema neuroinmune. Por ejemplo, el estrés crónico o la depresión pueden afectar negativamente la función inmunológica y aumentar la susceptibilidad a enfermedades.

Regulación del sistema nervioso autónomo: El sistema neuroinmune está interconectado con el sistema nervioso autónomo, que controla funciones involuntarias del cuerpo, como la frecuencia cardíaca, la respiración y la digestión. Las experiencias emocionales pueden influir en la actividad del sistema nervioso autónomo y, a su vez, en la respuesta inmunológica.

Producción de mediadores químicos: Durante las experiencias emocionales, el cuerpo puede producir una variedad de mediadores químicos, como neurotransmisores, hormonas y citocinas. Estos mediadores pueden modular la actividad del sistema neuroinmune y afectar la respuesta inflamatoria y la función inmunológica en general.

Interacción mente-cuerpo: Las experiencias mentales y emocionales pueden tener efectos físicos en el cuerpo a través de la comunicación bidireccional entre el cerebro y el sistema inmunológico. Esta interacción mente-cuerpo puede influir en la salud y el bienestar general de una persona.

Podríamos concluir por tanto que las creencias descritas por el  Análisis Transaccional (AT) pueden influir en nuestro organismo de manera similar a como lo hacen las experiencias emocionales y cognitivas. Las creencias arraigadas sobre uno mismo, los demás y el mundo pueden afectar nuestras respuestas emocionales, cognitivas y fisiológicas ante diversas situaciones. 

Algunas formas en que las creencias pueden producir efectos en nuestro organismo son:

Respuesta emocional: Las creencias sobre uno mismo, los demás y el mundo pueden influir en nuestras emociones. Por ejemplo, si alguien tiene creencias negativas sobre su valía personal, es probable que experimente emociones como la tristeza, la ansiedad o la frustración con mayor frecuencia. Estas emociones pueden desencadenar respuestas fisiológicas en el cuerpo, como cambios en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la liberación de hormonas del estrés.

Sistema neuroinmune: Como se menciona arriba, las creencias pueden afectar la actividad del sistema neuroinmune. Las creencias negativas y el estrés crónico pueden suprimir la función inmunológica y aumentar la susceptibilidad a enfermedades. Por otro lado, las creencias positivas y una actitud optimista pueden fortalecer el sistema inmunológico y promover la salud y el bienestar.

Sistema nervioso autónomo: Las creencias también pueden influir en la actividad del sistema nervioso autónomo, que regula funciones corporales como la respiración, la digestión y la frecuencia cardíaca. Las creencias negativas y el estrés crónico pueden activar la respuesta de “lucha o huida” del sistema nervioso autónomo, lo que puede tener efectos adversos en la salud a largo plazo.

Veamos un ejemplo práctico que describa todo el proceso:

Supongamos que una persona tiene una creencia arraigada y negativa sobre sí misma, como “soy incompetente y no valgo nada”. Esta creencia puede surgir debido a experiencias pasadas de críticas constantes o falta de apoyo emocional durante la infancia.

Ahora, imaginemos que esta persona se encuentra en una situación laboral en la que se enfrenta a un proyecto desafiante que requiere habilidades y confianza en sí misma para completarlo con éxito. Debido a su creencia negativa sobre su propia competencia y valía, esta persona puede experimentar una serie de reacciones biológicas y emocionales que afectan su salud:

Respuesta de estrés: La creencia de ser incompetente puede desencadenar una respuesta de estrés crónico en el cuerpo, lo que resulta en un aumento de la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina. Esta respuesta de estrés prolongada puede tener efectos adversos en la salud, como un aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la tensión muscular.

Supresión del sistema inmunológico: El estrés crónico asociado con la creencia negativa sobre uno mismo puede suprimir la función del sistema inmunológico, lo que hace que la persona sea más susceptible a enfermedades. Por ejemplo, el cortisol, una hormona del estrés, puede suprimir la actividad de los glóbulos blancos, que son responsables de combatir infecciones y enfermedades.

Impacto en la salud mental: Además de los efectos físicos, la creencia negativa sobre uno mismo también puede contribuir a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad. La persona puede experimentar sentimientos de desesperanza, baja autoestima y dificultades para enfrentar los desafíos de la vida.

En resumen, las creencias según el AT pueden producir efectos significativos en nuestro organismo, tanto a nivel emocional como fisiológico. La forma en que interpretamos el mundo y nuestras experiencias puede tener un impacto profundo en nuestra salud y bienestar general. Por lo tanto, trabajar en identificar y cuestionar creencias limitantes y promover creencias más saludables y adaptativas puede ser fundamental para mejorar nuestra calidad de vida.

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