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El diamante robado

El diamante robado. Inteligencias múltiples

Las inteligencias múltiples

 
Cuento basado en el libro “El Inteligencias Múltiples en el aula Handbook”
Bruce Campbell, Campbell Ed y Asociados

 

 
Howard Gardner, de la Universidad de Harvard, ha identificado siete distintas inteligencias. Como resultado de su investigación concluye que “los estudiantes poseen diferentes tipos de mentes y por lo tanto, aprenden, recuerdan, interpretan y entienden de diferentes maneras” Gardner (1991). De acuerdo con esta teoría de las siete inteligencias todos somos capaces de conocer el mundo de a través del lenguaje, del análisis lógico-matemático, de la representación espacial, del pensamiento musical, del uso del cuerpo para resolver problemas o hacer cosas, de una comprensión de los demás individuos y de una comprensión de nosotros mismos. Donde los individuos se diferencian es en la intensidad de estas inteligencias y en las formas en que recurre a esas mismas inteligencias y se las combina para llevar a cabo diferentes labores, para solucionar problemas diversos y progresar en distintos ámbitos.
 
Gardner sostiene que existe una amplia gama de capacidades cognitivas , y que sólo hay correlaciones muy débiles entre ellas. Por ejemplo, la teoría predice que un niño que aprende a multiplicar con facilidad no es necesariamente lo general más inteligente que un niño que tiene más dificultad en esta tarea. El niño que tarda más en dominar una simple multiplicación:
 
1) puede aprender mejor a través de un enfoque diferente
2) puede sobresalir en un campo fuera de las matemáticas
3) puede incluso ver y entender el proceso de multiplicación en un nivel fundamentalmente  profundo o quizás como un proceso completamente diferente.  Tal comprensión puede resultar fundamental en lo que parece ser la lentitud y puede ocultar una inteligencia matemática potencialmente mayor que la del niño que rápidamente memoriza las tablas de multiplicar a pesar de poseer una comprensión menos detallada del proceso de multiplicación.

 

Solo dos tradicionalmente se vienen desarrollando el la educación formal: la lógico-matemática y la lingüistica.

 

El diamante robado

 
Hace ya mucho, mucho tiempo, un príncipe de 20 años vivía en un inmenso castillo, en una isla alejada. Desde su infancia, había comenzado a desarrollar los diversos aspectos de su inteligencia.
 
Había aprendido a escribir poemas y a componer canciones, a tocar múltiples instrumentos musicales; sabía bailar, contar y ser útil en todo tipo de circunstancias.
 
Un hermoso día, llegó al castillo un anciano sabio y pidió ver al rey y a la reina. Y, a continuación, les reveló lo que sigue: «En un reino muy lejano está oculto un diamante de un valor incalculable.
 
Esta piedra preciosa fue robada hace ya cien años al tatarabuelo de su Alteza. La piedra está custodiada por un monstruo de tres cabezas. Os pido que enviéis a vuestro hijo el príncipe a recuperar la joya. Yo le explicaré el camino que ha de seguir.” La reina, al comienzo, rechazó la partida de su hijo hacia una misión tan peligrosa. Pero su hijo y el rey lograron convencerla finalmente. Antes de la partida de su hijo, la reina le entregó un hatillo que contenía siete regalos y que debería utilizar cuando lo necesitase.
 
Se puso, pues, en camino no llevando consigo más que su hatillo y un bastón. Atravesó altas montañas y valles inmensos. Una tarde, cuando estaba descansando en la falda de un monte, una banda de malhechores lo cogió y lo llevó ante su jefe. Los bandidos le advirtieron que debería explicar claramente a su jefe por qué se había atrevido a aventurarse en su territorio.
 
Cuando el príncipe se puso a contar el motivo de su viaje, los bandidos se partían de risa. Continuando con sus burlas, le dijeron que su jefe estaba sordo y no comprendía sus explicaciones. El príncipe, desanudó a toda prisa su hatillo y sacó una pizarra pequeñita y una tiza. El jefe captó enseguida lo que el príncipe le iba escribiendo. Fuertemente impresionado por su inteligencia lingüística, el jefe de los bandidos le ofreció comida y un rincón para pasar la noche.
 
A la mañana siguiente, el príncipe reemprendió su viaje y caminó sin descansar durante semanas enteras hasta llegar a la orilla del mar. El único modo de poder atravesar el océano que tenía era dirigirse al único barco anclado en el puerto y convencer al capitán de que lo admitiese como pasajero. 
 
El capitán, con ganas de juerga, le dijo: «Acepto a llevarte conmigo con una sola condición: que calcules el número de granos de arena que contiene el barril que está detrás de ti. ¡Ja, ja, ja…!» 
 
El príncipe sacó, entonces, un cacillo de metal de su hatillo, lo llenó de arena y se puso a contar los granos que contenía. Cuando terminó, escribió el número de granos contenidos en el cacillo. A continuación, se puso a contar los cacillos de arena que había en el barril. Por último, multiplicó el número de cacillos de arena que contenía el barril por el número de granos de arena contenidos en un cacillo y comunicó su respuesta al capitán. El capitán, maravillado por su inteligencia lógico-matemática, lo invitó a atravesar con él el océano.
 
Llegado a buen puerto en la otra orilla, el príncipe continuó su camino. Un día, al atravesar un pueblecito, se encontró con un gigante triste. Este lo acogió amistosamente e incluso le proporcionó alimentos para continuar su viaje. El príncipe deseaba agradecérselo, pero ¿cómo hacerlo? Se dijo a sí mismo que tenía que encontrar algún medio para alegrarle y devolverle el placer de vivir. Sacó, entonces, de su hatillo una flauta y unas pelotas para hacer malabares. A continuación, enseñó a los dieciséis hijos del gigante a tocar la flauta y a jugar con las pelotas (inteligencia musical, inteligencia kinestésica, inteligencia interpersonal. Poco a poco, al ver la alegría contagiosa de sus hijos, el gigante recuperó el gusto por la vida y comenzó a reír con todas sus gigantescas ganas.
 
Al poco de ponerse de nuevo en camino, lo capturaron los caballeros de un rey muy rico y malvado. Conducido ante el rey, éste le planteó un reto: «Si logras maravillar a los sabios de mi corte, te dejaré continuar tu viaje y, si no, te pudrirás en uno de mis calabozos.» El príncipe sacó, entonces, una lupa de su hatillo y se puso a buscar elementos naturales que pudiesen sorprender a los sabios. Durante varios días, recorrió los bosques del rey y volvió con tesoros muy sencillos pero que dejaron boquiabiertos a los sabios reales: arena con brillo, insectos y mariposas raras, esculturas naturales así como otros elementos cuya belleza el príncipe había sabido reconocer gracias a sus inteligencias naturalista y lógico-matemática. El rey, al constatar su inteligencia, le dejó marcharse e incluso le ofreció informaciones útiles para ayudarle a alcanzar su meta.
 
Siguiendo los consejos del rey, el príncipe llegó un día ante una fortaleza sin portón y cuyos muros parecían infranqueables.
 
Mientras el príncipe se preguntaba cómo podría entrar en la fortaleza, vio a una señora vieja, doblada bajo el fardo de leña de bosque que llevaba sobre su espalda. Le dio, entonces, su bastón a la anciana señora y le cogió su fardo, llevándoselo hasta su casa (inteligencia espacial.  Allí, la señora le presentó a su hija. Se trataba de una maravillosa muchacha que lo acogió con gran alegría. ¡Su largo pelo rizoso y sus ojos de zafiro hechizaron enseguida al príncipe! Deseoso de declararle su amor, sacó un cuchillo de su hatillo y talló un corazón en un trozo de madera tierna. Sobre el corazón, esculpió un breve poema de amor (inteligencia lingüística e inteligencia intrapersonal. Luego, entregó el presente a la muchacha.
 
Sin embargo, el príncipe no podía olvidar el fin de su misión: la recuperación del diamante robado. La anciana, para ayudarle, le mostró la manera de entrar en la fortaleza. Pero le advirtió que nadie lo había logrado jamás porque estaba llena de laberintos. El príncipe la dijo que no se preocupase, que el sabría encontrar su camino, porque anotaría en su pizarra todas las direcciones que fuese tomando.
 
Con la ayuda de las informaciones recibidas de la anciana, el joven logró encontrar la entrada oculta de la fortaleza. Anotó en su pizarra las direcciones que tomaba (inteligencia espacial) y llegó, así, al centro de la fortaleza donde un monstruo de tres cabezas protegía una gran cantidad de joyas. Sacó, entonces,
un espejo de su hatillo y se miró en él. Reflexionó sobre el objetivo de su misión (inteligencia emocional), y valoró la situación preguntándose si merecía la pena arriesgar su vida por el diamante. ¿Iba a abandonar? Entonces, le vino a la cabeza una solución. La anciana señora le recomendó evitar cruzar una mirada con el monstruo porque, entonces, se transformaría inmediatamente en piedra. Valiéndose de la astucia, decidió volver el espejo hacia el monstruo, (inteligencia táctica) En el momento en que su propia mirada se reflejó en el espejo, el monstruo se transformó inmediatamente en un montón de piedras.
 
El príncipe recobró, entonces su diamante. Con la ayuda de su plan, rehizo su camino en el sentido inverso y logró salir de la fortaleza (inteligencia estratégica).
 
Una vez acabada su misión, el príncipe volvió sin dificultad a su reino junto con su esposa. Tuvieron después numerosos hijos que aprendieron también a desarrollar los diferentes aspectos de su inteligencia. Así, al igual que sus padres, supieron superar múltiples dificultades a lo largo de su vida.
 

“El Inteligencias Múltiples en el Aula Handbook”

es un libro que explora la teoría de las inteligencias múltiples desarrollada por Howard Gardner y ofrece estrategias prácticas para implementar esta teoría en el aula. Algunos de los puntos clave que se pueden encontrar en el libro incluyen:

Teoría de las Inteligencias Múltiples:

Describe las ocho inteligencias identificadas por Howard Gardner: lingüística, lógico-matemática, espacial, musical, corporal-kinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista.

Aplicaciones en el Aula:

Proporciona ideas y ejemplos concretos sobre cómo adaptar la enseñanza para abordar las diferentes inteligencias de los estudiantes. Esto puede incluir actividades específicas, proyectos de clase, evaluaciones alternativas, entre otros.

Diseño de Currículo:

Ofrece pautas para desarrollar un currículo que sea inclusivo y que tenga en cuenta las diferentes habilidades y fortalezas de los estudiantes.

Evaluación:

Explora métodos de evaluación que van más allá de las pruebas estandarizadas y que permiten a los estudiantes demostrar su comprensión de diversas maneras.

Desarrollo Personal y Profesional:

Brinda sugerencias para que los educadores desarrollen sus propias habilidades en el reconocimiento y la integración de las inteligencias múltiples en su práctica docente.

En resumen, el libro proporciona una guía completa para que los educadores comprendan, apliquen y aprovechen la teoría de las inteligencias múltiples en el aula para satisfacer las necesidades individuales de sus estudiantes y fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y enriquecedor.

 

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